Cuando te
hayas familiarizado con el objeto de meditación habrás encontrado el objeto de
meditación. Si es el cuerpo, o una parte del cuerpo, tendrás que sentir y
reconocer esta parte del cuerpo. Eso es encontrar el objeto de meditación. Una vez lo has logrado, debes sostener este
objeto con comodidad, sin aflojarlo ni apretarlo demasiado. Cuando puedas
enfocar tu atención de manera clara, directa y continua sobre el objeto, habrás
logrado la primera permanencia mental. Tienes que continuar practicando de este
modo, y cuando logres sostener el objeto con continuidad durante cinco minutos,
habrás alcanzado la segunda de las nueve permanencias mentales.
Al principio de tu
práctica habrá un mínimo esfuerzo que será necesario para alcanzar estos dos
niveles de manera correcta. Estos dos
niveles son el fundamento para acceder a los niveles restantes.
Las nueve
permanencias mentales o niveles de concentración.
- Emplazamiento de la mente.
Como ya se ha
mencionado, el nivel de concentración denominado emplazamiento de la mente
consiste en encontrar el objeto de meditación y enfocar la mente en él, aunque
no puedas mantenerlo durante mucho tiempo.
Esta etapa inicial se alcanza como resultado de investigar y comprender
el objeto de concentración y leer estas instrucciones. En este nivel, debes reconocer la multitud de
pensamientos conceptuales que aparecen en tu
mente, a lo que llamamos habilidad de la mente para imaginar. Dentro de esta habilidad se incluye, anticipar, recordar, analizar,
controlar, esperanzarse, fantasear… Debes
abandonar esta habilidad por la de únicamente reconocer lo que está sucediendo
momento a momento.
- Emplazamiento continúo.
Si sigues
familiarizándote con la práctica de la primera permanencia mental, alcanzarás
la segunda. Cuando puedas mantener el
objeto durante unos cinco minutos, lo habrás conseguido. En esta etapa se pacificarán algunas perturbaciones mentales, y otras,
cuando surjan, no serán tan activas y parecerá como si se fueran a desvanecer.
El practicante que
ha alcanzado estas dos permanencias mentales todavía tiene más distracciones
que poder de concentración, por lo
que deberá usar un mínimo de esfuerzo
para reconocerlas y dejarlas ir.
- Reemplazamiento
En la segunda
permanencia mental, cuando pierdes el objeto, no puedes recuperarlo de
inmediato. Sin embargo, en la tercera etapa, cuando la mente se distrae, eres capaz
de recuperar enseguida el objeto. En
esta etapa y en la cuarta ya empieza a instalarse una fuerte retentiva o
memoria del objeto.
- Emplazamiento cercano
Cuando alcances la cuarta permanencia mental, tu retentiva será tan poderosa que durante toda
la sesión de meditación no olvidarás el objeto.
En este nivel de concentración completas el poder de tu retentiva.
- Control
En la cuarta
permanencia mental, el poder de tu retentiva puede causar que la mente se
absorba demasiado y corres el riesgo de experimentar hundimiento mental. Por lo tanto, en la quinta etapa deberás aprender
a reconocerlo. Solo con reconocerlo, la
mente empezará a salir del hundimiento. En este nivel de concentración no hay peligro
de experimentar el hundimiento mental burdo (dormirse).
- Pacificación
En la etapa anterior,
si elevas demasiado tu mente, aplicando demasiada concentración o
reconocimiento, corres el riesgo de experimentar lo contrario, la excitación mental sutil. No obstante, puedes contrarrestarla, reconociéndolo. En esta última etapa ni el hundimiento mental
burdo ni el sutil perturbarán tu mente mientras está concentrada en el objeto
de meditación.
- Pacificación completa
Debido a has
perfeccionado los poderes de la retentiva y el reconocimiento de lo que está
sucediendo, tu mente habrá logrado un estado de equilibrio. No estará ni demasiado elevada como resultado
de contrarrestar el hundimiento mental ni demasiado absorta como resultado de
contrarrestar la excitación mental. Habrá
una profunda atención en lo que está sucediendo pero una completa
despreocupación o relajación por lo que está sucediendo. Aunque ya no corres el
riesgo encontrarte con estos dos obstáculos, todavía es posible que generes
hundimiento mental o excitación sutiles.
No obstante, puedes contrarrestar estos obstáculos sutiles
reconociéndolos.
A partir de la
tercera permanencia mental adquirirás una poderosa concentración, pero hasta la
séptima todavía experimentarás hundimiento y excitación mentales. Por este motivo, la clase de atención que
estás usando se denomina atención interrumpida.
Como se expone en el apartado siguiente, es muy importante que sepas
reconocer las formas burdas y sutiles de hundimiento y excitación mentales. El hecho de reconocerlas ya las está
corrigiendo.
- Convergencia
En esta etapa, con
poco esfuerzo podrás mantener la concentración en el objeto durante toda la
sesión de meditación, sin peligro de experimentar hundimiento o excitación
mentales. La concentración que has
alcanzado se denomina convergencia de la mente y, debido a que puedes
permanecer enfocado en el objeto sin vacilaciones, tu atención es
ininterrumpida.
- Emplazamiento estabilizado
En los niveles de
concentración anteriores hay cierto esfuerzo para emplazar la mente en el
objeto de meditación. No obstante, en
esta última etapa ya no hay esfuerzo por lo que podrás mantener la mente
enfocada en su objeto durante tanto tiempo como desees. En este nivel de concentración hay una
familiaridad tan completa con el objeto de meditación que la atención sucede como algo espontáneo.
En esta
permanencia, durante el tiempo de la meditación, todos los problemas,
obstáculos y somnolencia desaparecerán.
Alcanzarás un estado continuo de flexibilidad mental en el que tu cuerpo
se llenará de energía beneficiosa. Esta
energía eliminará los obstáculos físicos y la sensación de pesadez e incomodidad
que nos impiden practicar de manera continua.
Como resultado, alcanzarás una gran flexibilidad física y tu cuerpo se sentirá
ligero, como si fuera de algodón. Esto
te conducirá al logro de un gran gozo físico y adquirirás la habilidad de no
percibir, durante la sesión de
meditación otro objeto que no sea el que hayas elegido. Sentirás como si tu cuerpo se hubiera
disuelto por completo en el objeto de meditación.
Cuando sientas que
tu cuerpo se disuelve de este modo, alcanzarás una gran flexibilidad
mental. En este momento, debido a la
intensidad de tu gozo, parecerá como si fueras a perder el objeto de meditación. En tu primera experiencia de este gozo
especial, aumentará la vibración de tu mente y sentirás
como si no pudieras mantener la mente enfocada en su objeto. Como resultado, tu sensación de gozo
disminuirá un poco, pero esto no es un defecto, puesto que a continuación
experimentaásr el gozo inmutable de la concentración, denominado flexibilidad inmutable. Cuando sientas esta flexibilidad mental,
alcanzarás el estado de la permanencia apacible o SAMADHI.
Poder del esfuerzo: Surge de la aspiración y nos anima a
esforzarnos con entusiasmo y perseverancia por alcanzar la permanencia apacible. Es la apasionada auto-indagación que surge de
nuestro interés por la práctica porque sentimos y creemos que lo que estamos
haciendo tendrá un beneficio para nosotros.
Sin esta confianza, al principio es difícil mantenernos en el camino.
Poder de la
retentiva: Es
el factor mental que impide que la mente se olvide de su objeto de meditación y
le permite sostenerlo de manera continua .
Es el oponente contra el obstáculo de olvidar las instrucciones sobre el
objeto de concentración y perderlo. Es
un tipo de memoria.
Poder de la
vigilancia mental:
Es un aspecto de la conciencia que actúa como un espía observando la
mente para comprobar si surgen obstáculos para la concentración. Elimina el hundimiento y la excitación mentales
al reconocer estos obstáculos en cuanto aparecen. La habilidad de la mente por reconocer lo que
está sucediendo.
Deberás utilizar la
vigilancia con destreza. La vigilancia mental es la habilidad de la mente por
reconocer lo que está sucediendo. Si no la aplicas nunca, no podrás reconocer
los obstáculos (la habilidad de la mente para imaginar) que
interrumpen tu concentración. Pero si la
usas con demasiada fuerza o prolongada en el tiempo, interferirá también en tu
concentración y no te permitirá acceder al gozo de la práctica. Por ejemplo, si andas por un camino con
alguien que sospechas que desea matarte, pondrás parte de tu atención en el camino
y la otra parte en tu posible enemigo.
De igual manera, cuando practiques la meditación, tu mente estará en el
objeto de meditación, pero una parte de ella estará usando su habilidad para
reconocer y así detectar la presencia de los obstáculos de la excitación y hundimientos mentales, la habilidad de la mente para imaginar o tensiones en el
cuerpo. Si confías en la inteligencia de
tu cuerpo, mente y conciencia, únicamente reconocer lo que está sucediendo
provocará los cambios que tengan que suceder.
Por ejemplo. Si reconoces una
tensión en tu cuello y la sientes, la inteligencia de tu cuerpo apoyada por la
inteligencia de tu mente, posiblemente hará lo que tenga que hacer para que se
suavice, aunque no lo consiga.
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