Es fundamental para despertar la mente meditativa y la paz en nuestras
vidas, integrar la comprensión de la IMPERMANENECIA.
El entendimiento de la impermanencia
puede ser de dos tipos, más o menos fáciles de distinguir, en función de que
nuestra mente se haya vuelto más sutil o no.
La impermanencia burda es muy evidente y a todos nos es fácil de ver y
entender: las cosas al cabo de un tiempo se rompen o se deterioran; ser rico hoy y mañana pobre; hoy podemos ser
bellísimos y mañana feísimos, por dentro o por fuera; una semilla se transformará
en árbol; un niño se volverá anciano y
morirá; todos nacemos, enfermamos, envejecemos y finalmente morimos. Este tipo de impermanencia es fácil de ver,
simplemente tenemos que mirar a nuestro alrededor con los ojos físicos para
darnos cuenta de esta verdad.
La impermanencia sutil no es tan fácil de ver, pero si refinamos nuestra manera de mirar podremos ver que el proceso de cambio del que hablábamos antes es constante.
Nuestro coche no se rompe de la noche a la mañana, ha tenido un proceso
de cambio, de deterioro. Lo mismo le
pasa a la semilla que se transforma en árbol o el niño que se transforma en
anciano. El proceso de cambio ocurre
momento tras momento, inexorablemente. Nada está quieto ni una fracción de
milisegundo, todo cambia constantemente. Nada permanece parado, todo es
impermanente.
No hay nada ni nadie permanentemente duradero. Cada instante es totalmente nuevo, no queda
nada del instante anterior. Cada
instante produce el siguiente instante pero cada instante es totalmente
diferente que el instante que lo produjo. No hay nada que dure de un momento a
otro, es simplemente un flujo de transformación continuo. La persona que se levantó esta mañana ya no
existe. No somos el mismo que acaba de
escuchar las palabras que digo, somos diferentes. Ahora mismo hemos cambiado una y otra vez,
tan rápido que no podemos verlo, no podemos concebirlo, es tan sutil... Ningún
pensamiento es el mismo que el anterior, ninguna sensación. Es un constante
flujo, constante transformación.
Aplicando esta sabiduría a la meditación, la mente se tranquiliza, la
mente deja de buscar cosas fuera para autosatisfacerse porque ve que se
desvanecen al instante, no tienen poder para entretener nuestra mente, para
distraernos.
Contemplando además que los objetos que nos
atraen y nos perturban más , aunque son atractivos, bonitos, excitantes, no tienen verdadero poder para hacernos felices. Son simples remedios superficiales para el
profundo dolor que subyace continuamente en nuestra mente porque están
contaminados y por ello continuamos insatisfechos, frustrados,
desequilibrados.
Los objetos de este mundo están contaminados
porque nuestra mente está contaminada. Aunque mirar unas flores bonitas parece inocuo y nos
aporta una felicidad inocua en realidad no es felicidad verdadera, las flores se
mueren y quedamos disgustados o ansiosos por buscar unas nuevas igual de
bonitas. Por ello es tan importante para
la meditación entender la impermanencia. Ésta hace que nuestra mente empiece
a descontaminarse y consecuentemente,
los objetos también.
Con una mente sin apego, debido a meditar en
la impermanencia ¿ Cómo podríamos sentirnos frustrados o ansiosos por las cosas? ¿A qué nos apegaríamos si eso que nos mantenía
prisioneros ya se desvaneció? Aunque el objeto sigue siendo atractivo o feo, entendemos
que son simples y transitorios estados que no duran más que un instante. Si no nos aferramos a la belleza de uno ni a la
fealdad del otro, la mente se queda ecuánime, equilibrada, sin apego ni
odio. Es aquí cuando podemos empezar a disfrutar de los objetos
placenteros sin apego y podemos estar en
contacto con los objetos desagradables sin odio. Entonces nuestra mente encuentra una paz continua.
El desapego no es matar al novio, no es
divorciarse. El desapego es quitar el pegamento mental, la mente que percibe
que el novio o la novia como una verdadera y permanente fuente de paz y
felicidad. Cuando rompemos con esto, cuando vemos que nada es permanente,
que continuamente nuestros pensamientos, emociones, cuerpo, belleza, fealdad, inteligencia,
miseria o riqueza aparecen y desaparecen, entonces el apego se desvanece. Es
absurdo estar obsesionado por una persona que vemos desintegrándose momento a
momento. Nos estamos aferrando a un
cadáver, es su último destino. Entonces
podemos estar con esta persona sin ansiedad, sin expectativas y sin apego y
empezar a amarle por lo que és.
La impermanencia no es triste en absoluto,
nos libera del engaño mental y nos permite desarrollar emociones tan bellas y
puras como el amor altruista, libre de contaminación.
Podríamos aplicar esta sabiduria a nosotros
mismos para evitar el orgullo que puede surgir al lograr ciertas experiencias
espirituales. Nos podemos sentir
orgullosos de nuestro atractivo, dinero, inteligencia, concentración, sabiduría
que nos da un FALSO sentido de seguridad.
La impermanencia también lo destruye. Destruye nuestro cuerpo,
reputación, dinero, pobreza fealdad, inteligencia. La impermanencia es eficaz para eliminar los
engaños que contaminan nuestra mente, los engaños que nos hacen sufrir y hacen
sufrir a los demás también. Nos permite
acceder una paz continua y pura.
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