No creas que solo los que están
en los manicomios son los mentalmente
perturbados. Todos, sin excepción, padecemos la enfermedad de las perturbaciones mentales.
El motivo por el que no hay paz
en nuestra vida es porque no hay paz en nuestra mente y el motivo por el que no
hay paz, claridad o lucidez en nuestra mente es porque está eclipsada por las
perturbaciones mentales.
Una perturbación mental se define
como una mente, un pensamiento, que
surge debido a una creencia en algo que
no es real, que no es verdad y cuya función es turbar la mente y
descontrolarla.
El apego es una
perturbación mental. Un ejemplo de apego
es cuando nos enamoramos y exageramos las cualidades de nuestra pareja. Estaríamos enganchados a ella las 24 horas
del día porque la sentimos como algo excepcional. Estas cualidades normalmente no son reales y
cuando con el tiempo nos damos cuenta, creemos que nuestra pareja ha cambiado,
pero en realidad no ha cambiado, sino que nos habíamos enganchado a unas
cualidades no existían realmente, las había exagerado la mente. Entonces sufrimos porque nada es como
habíamos creído. Esto es una
perturbación mental. Otro ejemplo de apego y de perturbación mental es pensar
que con el último modelo Iphone, voy a ser el más feliz, el más guay. Poco dura esta sensación. Al cabo de un tiempo, posiblemente poco, esta
sensación de falsa felicidad se transforma de nuevo en la misma necesidad
insaciable de sentirnos en paz que teníamos antes de comprarlo, y que nunca va
a llegar, porque estamos fundamentado
nuestra felicidad en una creencia falsa: ¡ con el último modelo de Iphone voy a
ser más feliz! Nos pasamos la vida
haciendo esto con todo y por esto nunca llegamos a disfrutar de verdadera paz.
¿Puedes empezar a darte cuenta que la paz no está a fuera de la mente?
Mi maestro Geshe Kelsang Gyatso
en su libro “Comprensión de la mente” dice:
“Si no tuviéramos perturbaciones
mentales, sólo experimentaríamos paz y satisfacción. Cuando nuestras perturbaciones mentales, como
el odio, los celos o el apego, permanecen adormecidas, la mente se mantiene
relativamente apacible y satisfecha, pero en cuanto se manifiestan con fuerza,
se trastorna, como cuando una repentina tormenta rompe la serenidad del
mar. Aunque disfrutemos de buena salud
física, cuando las perturbaciones mentales se manifiestan, nuestra mente se
siente incómoda.
Podemos observar la mente de
cerca a lo largo de un día para comprobar que tipo de mentes generamos más a
menudo: perturbaciones mentales, mentes neutras o apacibles. Si no nos adiestramos en el Dharma (las
enseñanzas que impartió Buda sobre la mente y la meditación), es muy posible
que las mentes neutras o alteradas excedan en número a las apacibles. Debemos aumentar la duración de las mentes
apacibles hasta mantenerlas durante todo el día. Cuando lo hayamos conseguido podemos intentar
de hacerlo durante dos días y seguir practicando de este modo hasta lograr
disfrutar de tranquilidad en todo momento.
Finalmente alcanzaremos la paz permanente de la liberación y, como no
tendremos perturbaciones mentales, nada podrá trastornarnos.
La única manera de alcanzar la
paz permanente de la liberación es cultivando y aumentando las mentes
apacibles. ¿Por qué nos resulta tan
difícil mantener una mente tranquila?
Porque padecemos perturbaciones mentales. Los problemas externos no pueden alterar
nuestra mente, a no ser que al experimentarlos generemos perturbaciones
mentales. Si reaccionásemos correctamente,
ni siquiera nuestros enemigos conseguirían turbar nuestra tranquilidad”.
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